Algunos se han sorprendido de la cantidad de usuarios que ha tenido el tranvía en los primeros días. La verdad es que seguimos siendo una población un tanto pueblerina. Nos ponen un juguete nuevo y entramos a estrenarlo todos. Claro, es gratis, o casi. Para ello bastaba con tener tarjeta del autobús o abonar tan solo 10 céntimos.
Mas de uno nos acordamos de cuando los urbanos eran también gratuitos para determinada gente. Los trayectos turísticos por la ciudad eran continuos. Pero, ay, cuando empezaron a cobrar solo 6 céntimos, que dolor y que dispendio. Se acabaron los viajes de turismo y los llenos de los vehículos. Salvo en horas punta, como era de esperar y normal, había sitio para ir sentado y todo.
Eso mismo me temo que sucederá en unos pocos días. Todo el mundo tendrá que pagar, aunque se a poco. Entonces veremos la aceptación real del ingenio. Claro los que tengan que desplazarse desde la zona a la que han suprimido el autobús no les quedará mas remedio que montarse en el monstruo, arrancar el coche o ir a pie. Lo último es lo mas saludable, pero me temo que no sea muy eficiente a la hora de acudir al trabajo.
He visto ya varios atascos en diferentes sitios de la ciudad debidos a la poca cultura de respeto de las normas que tenemos, pero que antes se solucionaban en cuestión de segundos y ahora no.
Además, ¿qué pasa si se cierra el tráfico para el paso del "de la peineta", como le llamó un viñetero en su dibujo, y se queda atrapada una Ambulancia?. Nos metemos en la zona exclusiva del artilugio para dejar pasar a la emergencia, con el consabido riesgo de ser atropellados por él, o dejamos que se retrase la urgente atención al pasajero del de asistencia?. Hasta que no suceda un percance grave, no se preocuparán nuestros mandamases de tomar una decisión que, aún dudándolo mucho, espero que sea la correcta.
De los ruidos en las curvas y del continuo campañilleo del cacharro hablaremos otro día. De momento espero que nos dejen pasar una buena Nochevieja y que el Año Próximo nos sea mas propicio que este, si es que nos dejan.
Olvidaros de los artilugios y ser felices, aunque solo sea por una noche.
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